Patrimonio Paleontológico Chileno: una mirada a la paleontología de vertebrados

Patrimonio Paleontológico Chileno: una mirada a la paleontología de vertebrados

Cuando descubrió, a los seis años, que su pasión para toda la vida sería la paleontología, a David Rubilar-Rogers le dijeron que en Chile no había dinosaurios. Hoy, convertido en jefe del área de paleontología del Museo Nacional de Historia Natural, doctorado en Biología Evolutiva, se ríe de esa aseveración. Su oficina, poblada por las reproducciones de las criaturas más fantásticas que poblaron la tierra, coleccionadas amorosamente desde que era un niño, está inserta en el repositorio donde se guardan los fósiles de esos dinosaurios que, se suponía, no existían.

David nos relata que el camino hacia los grandes hallazgos que han sido objeto de noticia en la prensa alrededor del mundo, portada de la prestigiosa revista Nature, y docenas de sesudas publicaciones, no surgió sino recién en la década de los 60 del pasado siglo. Antes de eso, los descubrimientos de fósiles de vertebrados fueron escasos y muy puntuales, siendo necesario mencionar el Neogaeornis wetzeli, hallado en Concepción y descrito en 1929.

Los primeros indicios de dinosaurios no avianos (que no son pájaros), provienen de comienzos de los años 60; mientras el mundo era testigo del renacer de los dinosaurios, rectificando la imagen que se tenía de ellos, concibiéndolos ahora como animales activos, de sangre caliente, gracias a Robert Bakker, quien planteó nuevas teorías, y el fabuloso descubrimiento del Deinonychus , en Chile recién se descubrían huellas y los primeros restos óseos.

Los hallazgos mencionados llegaron de la mano del argentino Rodolfo Casamiquela, quien marcó un punto de inflexión en el quehacer paleontológico en nuestro país. Fue uno de los últimos grandes naturalistas, y reconocido a nivel sudamericano. Él tuvo la visión de comprender la importancia de la paleontología chilena, ayudando incluso a desarrollar la disciplina de la paleoicnología, con sus estudios de las huellas de dinosaurios de las Termas del Flaco. Generó los primeros trabajos compilatorios y análisis críticos de la fauna vertebrada fósil. Lamentablemente, no dejó una escuela.

Ya en los años 90, fue contratada por el Museo Nacional de Historia Natural la geóloga Patricia Salinas, para estudiar los fósiles de vertebrados, y junto a Larry Marshall lograron producir un trabajo compilatorio con ese material. Por otro lado tenemos los trabajos de la dra. Gloria Arratia, con los peces jurásicos de la Quebrada del Profeta, en la región de Antofagasta, los que presentaban una asombrosa conservación, incluyendo piel y detalles celulares.
Todavía en la década de los 90, y gracias a la película Jurassic Park, se originó un gran interés entre los más jóvenes por esta temática, dando lugar a la formación de un semillero de futuros paleontólogos: Alexander Vargas, Karen Moreno, Mario Suárez, el mismo David Rubilar.


Y ya a inicios del presente siglo se produce otro punto de inflexión: se generaron asociaciones entre profesionales, a partir de los post grados, que derivaron en ir formalizando la profesión de paleontólogo en Chile. El resultado de estas asociaciones fue la producción de resúmenes, la publicación de artículos, visitas a la Argentina y sus escuelas de paleontología que son muy antiguas y ricas en fósiles.

David concluye que este siglo 21 es el siglo de la paleontología de vertebrados en Chile, principalmente debido a la presencia de profesionales en cargos estratégicos: Universidad de Chile, Museo Nacional de Historia Natural, Instituto Antártico Chileno (INACh), entre otros, y generando estructuras como los laboratorios, que permite que se instalen en ellos alumnos de pregrado. Esto ha producido líneas de investigación que no se pensaba que existían en Chile: se decía que no habían fósiles de dinosaurios y resulta que hay muchos y muy extraños, y seguirán habiendo novedades. También se creía que no habían mamíferos mesozoicos, ni pterosaurios, y se ha demostrado que sí hay, y abundantes. Se encontró un protodinosaurio, nuevas especies de dinosaurios de cuello largo, anfibios, tortugas mesozoicas, ballenas en abundancia, tiburones gigantescos como el Megalodón, pingüinos, delfines, reptiles marinos, en fin, ahora el paradigma cambió.

Esta tendencia no parará, es cosa de tiempo que los principales linajes de animales estén representados en el registro fósil desde Chile, y eso aporta a la mejor comprensión de la evolución a nivel mundial. Hay que destacar las campañas del INACh al Cerro Guido, en la Patagonia chilena, donde cada vez asisten más estudiantes, diversificándose las áreas de interés, lo que producirá más profesionales y aportará mayor conocimiento.

Y, gracias a este cúmulo de información, es que David, junto a Alexander Vargas, Rodrigo Otero y Sergio Soto-Acuña, todos paleontólogos chilenos de amplia experiencia en distintas vertientes de la disciplina, decidieron volcar todo ese saber en el libro “Dinosaurios de Chile: pasado y presente”, que busca comunicar a la sociedad el privilegio de contar con un patrimonio natural rico y diverso. Escrito en un lenguaje preciso, pero no docto, logra poner en valor el esfuerzo que ha significado encontrar el camino para conocer la existencia de animales extraordinarios, cuando creíamos no contar con ellos.

Desde el Chilesaurio diegosuarezi al Pelagornis chilensis, con reconstrucciones en vida e ilustraciones de dos talentosos dibujantes, amén de mapas y fotos, este libro único recoge la información puesta al día de lo que una vez fue un enigma: los dinosaurios chilenos.

Fresia Grimberg de Sur Ciencia para LibroVerde

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